Después de las fiestas, las comilonas, los bailes, las cañas, la familia, los amigos y las rebajas necesitamos en nuestras vidas un poco de silencio. Hacer un espacio en el día a día para sentir el silencio en un mundo que no deja de emitir ruidos constantes se ha convertido en un objeto de deseo.
El ruido es un fiel compañero que no se nos despega ni un momento. En la calle, el tráfico, las máquinas, la policía o las ambulancias taladran nuestros oídos, que muchas veces saturamos con música y noticias para tapar el sonido de la marabunta. En el trabajo, reuniones, conversaciones, teléfono, y actividades mil nos sitúan en otro plano auditivo que no deja de ser una ‘agresión’ al silencio.
Y al llegar a casa, a nuestro castillo particular, muchas personas tienen la costumbre de encender la tele o poner la radio, cualquier cosa por defender su intimidad, no escuchar al vecino, o no oír su propio diálogo interno.
Así, cada vez más, el silencio no sólo se está convirtiendo en un nuevo lujo, -no me extraña que el vagón del silencio del AVE esté siempre lleno-, sino que está marcando tendencia.
El explorador y editor Erling Kagge, autor de ‘El silencio en la era del ruido’, nos cuenta su experiencia personal con el silencio y cómo, a pesar de estar rodeado del mundanal ruido, puedes sentir el silencio en tu interior. Kagge comenta en una entrevista que “nos hackean el cerebro con mensajes repetitivos”, y lleva razón.
La monja budista Kankio Tannier, autora de ‘La magia del silencio’, reivindica la visión curativa del silencio para redescubrir placeres cotidianos, o como vía de conexión con nuestro yo más profundo.
Y desde Soul Advisor les brindamos el silencio de Fuerteventura, de este paraíso natural en el que como dijo Heidegger “el mundo desaparece cuando te fundes con él”.