La actitud es imaginación (y no es broma)

Mucho se ha hablado de actitud desde que se acuñó la frase famosa de cuestión de actitud, pero muy pocos llegan a la conclusión de que la actitud es pura imaginación alimentada por pensamientos y emociones que nos llevan por un camino de rosas o por la calle de la amargura. ¿Cuál es tu elección?

Somos nosotros quienes le damos importancia a las cosas que nos ocurren, las cosas no tienen importancia por sí mismas, son sencillamente cosas, circunstancias, emociones, pensamientos, ideas y creencias que viven en nuestro universo personal, esperando a manifestarse en nuestro mundo material según las hayamos sentido, pensado o imaginado. Ante cualquier vivencia tomamos una actitud y esa actitud determina el transcurso y el desenlace de la situación.

Por ejemplo, te empiezas a sentir resfriado al atardecer, te duele un poco la cabeza y el cuerpo parece que flojea. Observas tus síntomas y decides tomarte un agua de limón con miel, y algún remedio natural para fortalecer defensas, ya sea propóleo, equinacea, o vitamina C, de momento no quieres fármacos, cenas ligero, y te visualizas con emoción antes de dormirte cómo te despertarás mañana. Te imaginas lleno de energía,  sin rastro de resfriado y con alegría de vivir, y mira por donde es así como te sientes al despertar. Sigues con tus potenciadores de las defensas y aquel malestar va desapareciendo solo. Tú te imaginas sano y feliz, sin problemas de salud, y así lo manifiestas.

La otra cara de la moneda es aquella persona que, con los mismos síntomas, se imagina que ya ha cogido una gripe, se ve metido en la cama presa de la fiebre y con tos y dolor de garganta. A la noche, se toma una aspirina y una lechita caliente, pero sin ninguna convicción, casi de manera mecánica. Esas emociones se impregnan en su imaginación, y crea, por tanto, el estado de enfermedad. Ya se ha imaginado a sí mismo enfermo o enferma y así lo manifiesta.

Es tan sencillo que nadie suele tomar en serio sus propias imaginaciones, a las que si le añadimos la emoción entonces tenemos una creación segura, ya sea de forma consciente o inconsciente.

Mucha gente me dice que no puede parar su mente, no te digo que lo consigas de hoy para mañana, tan sólo te doy un consejo: si estás intentando meditar siguiendo tu respiración y la mente se convierte en esa serpiente que no deja de morderte con miles de pensamientos, no te subas a esos pensamientos, déjalos pasar como si observaras un barco en el horizonte, y sigue respirando tan tranquilo. Y si de pronto te encuentras a 1.000 kilómetros luz pensando en las musarañas tampoco pasa nada. Al menos estás siendo consciente de dónde estás. Puede que termines agotado por tu diálogo interno, pero date una nueva oportunidad, vuélvelo a intentar al día siguiente, seguro que te va mejor.

Cada vez se está demostrando con más argumentos científicos y a través de la física cuántica, que el mundo es imaginario no mecanicista, disculpa si te rompo los esquemas, pero es la realidad, al menos para muchos de nosotros que así lo estamos experimentando. Da igual lo que piensen los demás para quien sabe quién es y el potencial que lleva dentro.

Yo lo he comprobado conmigo misma a través de una fractura de tres costillas, la rotura del radio en el brazo derecho y fisura en la muñeca. Cuando me preguntaba la gente: ¿Qué tal estás? – Cada día mejor y mejor, respondía convencida de que así era, a pesar de los dolores intensos que poco a poco fueron atenuándose.  Fingía que iba un poco mejor, fingir tan sólo un poco es fácil, y al cabo de cierto tiempo ya no estaba fingiendo en absoluto, realmente me sentía mucho mejor.

En opinión de Raimon Sansó, director del Instituto de Expertos, entrenador de emprendedores con conciencia y coach, “en el fondo todo el mundo finge. Este es un mundo de farsantes puesto que suplantan su divinidad con un ego inventado. No es un juego que el ego pueda jugar y ganar”.

Piensa únicamente en cómo tratas a tu perro o a tu gato. Si eres capaz de tratar a tu cuerpo de la misma manera verás que todo es una cuestión de amor y de imaginación.

Comparte este articulo